


Dirigido por el integrador Inspired Dwellings, el proyecto, bautizado como House on the Crescent, supuso la perfecta actualización de un edificio de principios del siglo XIX catalogado de grado II que se extiende a lo largo de siete plantas con una colección de grandes salones, comedores formales y salas de recepción y antecámaras más pequeñas.
El principal reto de la renovación, que Ian Wylie Architects superó con maestría, fue infundir tecnología de vanguardia en este lienzo histórico sin estropear su encanto intrínseco. La estrategia de diseño adoptó una filosofía de continuidad, asegurándose de que cada mejora tecnológica complementara la integridad histórica de los espacios.
Esta filosofía se extendió a la integración de altavoces y televisores invisibles ocultos detrás de espejos antiguos, junto con placas de control que reflejaban el diseño de las esculturas de bronce existentes. Incluso las cámaras de televisión de circuito cerrado fueron meticulosamente pintadas a mano para integrarse en la decoración circundante. La pièce de résistance fue la sala de cine, con una pantalla de chinoiserie motorizada pintada a mano y rejillas de altavoces coordinadas en la pared y el techo, que ejemplifican el compromiso del proyecto con la coherencia estética.
Rechazando la tendencia moderna hacia los espacios abiertos, la renovación conservó la configuración original de varias habitaciones de la casa. Esta decisión preservó la distribución histórica del edificio, pero introdujo complejidades en la gestión de las nuevas tecnologías del hogar. Se personalizaron más de 70 teclados, que controlan 220 zonas de iluminación, para cada habitación, con un acabado en bronce antiguo para alinearse con la decoración tradicional. La sala de cine, limitada por el espacio, contaba con un ingenioso proyector vertical que reflejaba su imagen en un espejo estratégicamente colocado, una solución que reflejaba el espíritu innovador de todo el proyecto.
La insistencia del cliente en la perfección influyó en todos los aspectos del proyecto. La integración de una tecnología sofisticada tenía que servir a la funcionalidad de la casa como hogar familiar, garantizando la comodidad y la practicidad. Socios como Crestron, Lutron y Meridian Audio proporcionaron sistemas avanzados que eran intuitivos y fáciles de usar. Un sistema Crestron, reforzado por Wi-Fi de nivel empresarial, permitió una fácil gestión de los sistemas de audio, televisión, iluminación, seguridad y control de clima, personalizados para distinguir entre las necesidades de la familia y el personal mediante la incorporación de tecnología de reconocimiento de huellas dactilares.
Una mayor personalización a través de redes privadas virtuales (VPN) permitió al cliente acceder a contenidos multimedia internacionales, lo que refleja un enfoque personalizado de la conectividad global. El objetivo de supervisar y controlar la propiedad de forma remota requería una sólida base tecnológica, que garantizara la durabilidad de los sistemas y minimizara la necesidad de futuras modificaciones que pudieran alterar los interiores a medida.
El presupuesto se asignó estratégicamente a compras e inversiones a gran escala en tecnología duradera, un enfoque con visión de futuro que equilibraba los costes iniciales con la preservación del valor a largo plazo.
En general, el proyecto no solo revivió una estructura histórica, sino que también la transformó en una casa completamente moderna, equipada para el futuro y respetando su pasado. Para los arquitectos que no están familiarizados con la tecnología de hogares inteligentes, demuestra cómo la integración sensible puede mejorar tanto la funcionalidad como la estética de las propiedades históricas, creando espacios que no solo se viven, sino que se experimentan de verdad.
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