By CEDIA - mar., abr. 15, 2025 - noticias
Eche un vistazo a su casa inteligente y verá un sinfín de dispositivos conectados: asistentes virtuales, sistemas de aire acondicionado, timbres controlados a distancia. Aunque esto se ha convertido en la norma de los hogares modernos, también entraña riesgos.
Proteger su red doméstica es algo más que contraseñas seguras. Para mantenerse a salvo, necesitará un enfoque integral y continuo. Nuestras mejores prácticas de seguridad de redes le ayudarán a comprender las cambiantes amenazas a la ciberseguridad y a descubrir cómo proteger tanto el hardware como el software.
Una red de área local (LAN) segura necesita tres elementos esenciales para mantener su información sensible a salvo de vulnerabilidades.
El hardware se refiere a los dispositivos utilizados, que deben ser de alta calidad y mantenerse actualizados. Puede incluir cortafuegos, dispositivos de supervisión remota, routers y puntos de acceso. También puede incluir seguridad añadida para dispositivos existentes, como cerraduras de puertas de salas de servidores y lectores biométricos. Hay que tener en cuenta las capacidades de estos aparatos, por ejemplo, la conectividad Bluetooth.
La configuración se refiere a los ajustes aplicados a cada dispositivo. El tipo de configuración puede variar en función de muchos factores, en particular, el grado de seguridad necesario para la aplicación: por ejemplo, simple electrónica doméstica frente a seguridad de nivel empresarial.
Soporte profesional
Las redes residenciales más seguras tendrán al menos cierto nivel de soporte profesional. Un integrador de CEDIA puede proporcionar desde una instalación básica hasta actualizaciones y supervisión remota, también en función de las necesidades del cliente.
Teniendo esto en cuenta, vemos cuatro grados de redes de área local. Cuanto mayor sea la necesidad de seguridad, mayor será el grado:
Para mejorar la seguridad de la información, el Instituto Nacional de Normas y Tecnología utiliza el siguiente marco de cinco pilares:
1. Identificar: Descubrir los activos físicos y los procesos que necesitan protección.
2. 2. Proteger: Poner las salvaguardas adecuadas para estos activos.
3. Detectar: Utilizando las técnicas más adecuadas para identificar incidentes.
4. Responder: Aplicando las mejores prácticas para minimizar los daños.
5. Recuperación: Encontrar métodos eficaces para restablecer las operaciones tras el incidente.
Para lograr la máxima seguridad de la red residencial, los integradores deben recomendar las siguientes prácticas recomendadas:
Se sitúan en el borde entre dos redes, formando una barrera crítica para impedir la entrada de amenazas a la seguridad. Algunos ejemplos comunes son los cortafuegos, los routers o los conmutadores de red.
En entornos con mayores necesidades de seguridad, como las redes empresariales y de operador, lo mejor son los cortafuegos de hardware dedicados. Estos pueden tener una segunda unidad de conmutación por error para redundancia, y son capaces de realizar un análisis profundo de los datos durante los incidentes. Han sido diseñados para garantizar unos requisitos mínimos de caudal de datos, incluso a plena carga.
En lugar de utilizar el reenvío de puertos, que puede ayudar a los hackers a entrar, es mejor utilizar VPN seguras. Éstas le permiten acceder a dispositivos de forma remota sin comprometer la seguridad.
En los casos en que se reenvían datos entre un lugar y otro, como un domicilio y una oficina de trabajo, las VLAN ofrecen una solución segura. Las redes de área local virtual son dominios de difusión que se particionan y aíslan en la segunda capa (enlace de datos) de una red.
Incluso en aplicaciones de menor seguridad, también podemos utilizar conmutadores y puntos de acceso inalámbricos (WAP) de nivel empresarial para conseguir la máxima protección.
La autenticación Wi-Fi nunca debe ser abierta, es decir, accesible sin contraseña. La autenticación basada en certificados, como el Control de Acceso a Redes Basado en Puertos (PNAC), ofrece una alternativa segura.
La contraseña debe ser segura, con un mínimo de 10 caracteres y una variedad de tipos como letras, números, signos de puntuación y mayúsculas/minúsculas.
Por último, el Wi-Fi debe estar cifrado según el estándar más alto, que actualmente es WPA3. Esto permite una autenticación más robusta con mayor fuerza criptográfica. Las redes WPA3 sustituyen a tecnologías más antiguas, como WPA2, y exigen marcos de gestión protegidos y no permiten protocolos heredados ni métodos de seguridad obsoletos.
Como ocurre con todas las ciberamenazas, la principal es el elemento humano, también conocido como «wetware». Los ataques de este tipo se aprovechan de la confianza del usuario, por ejemplo, buscando patrones en su comportamiento o animándole a renunciar a medidas de seguridad esenciales.
Algunos ataques comunes incluyen la ingeniería social, como los correos electrónicos con troyanos, el phishing o la suplantación de identidad. La clave aquí es educar a los usuarios para que reconozcan este tipo de ataques, por ejemplo, archivos adjuntos o direcciones de correo electrónico de aspecto extraño.
Del mismo modo, debemos vigilar continuamente la red en busca de accesos no autorizados a los dispositivos. Sólo los usuarios autorizados deben poder conectarse a la red.
Lo más importante que hay que recordar en relación con las redes residenciales seguras es que las amenazas evolucionan constantemente. Esto es especialmente cierto con los dispositivos domésticos inteligentes; por ejemplo, los drones y el hardware IoT pueden no cumplir las últimas normas de seguridad.
Para combatir esto, los integradores deben ofrecer auditorías regulares de la red y actualizaciones de firmware. Lo ideal sería una evaluación anual para mantener a salvo a los clientes y mejorar el servicio al cliente en general.